Cambio climático en la mira de los jóvenes y las comunidades indígenas
Diciembre 2025
Sandra Herrera Flores
El 22 de noviembre concluyó en Belém do Para, Brasil, la 30ª Conferencia de las Partes de Cambio Climático (COP30 Brasil), reunión anual en la que a lo largo de dos semanas los países miembros se reunieron para dialogar, negociar y llegar a acuerdos sobre la acción climática.
Este año la conferencia despertó grandes expectativas derivadas del escenario donde se llevó a cabo: Belém es la puerta de entrada a la Amazonia que alberga el bosque tropical más grande del mundo y el río más caudaloso del continente, es el hábitat de más del 10 por ciento del total de la biodiversidad mundial -cantidad subestimada según WWF-, genera del 10 al 20 por ciento del agua dulce del planeta (CAF,2019), y es la casa de más de 400 comunidades indígenas (globalcitizen.org, 2025). Paradójicamente no auguraba grandes avances dada la ausencia de la delegación de Estados Unidos y su salida del Acuerdo de París[1] desde el inicio de la segunda administración Trump.
Es increíble la velocidad con la que cambia el mundo y la percepción de ello. Mientras que en los primeros cuatro lustros del siglo la preocupación estaba puesta sobre la amenaza que representa el Cambio Climático para el futuro común del planeta Tierra, del 2020 a la fecha hemos transitado por una pandemia que nos mandó literalmente a casa; con ello, revolucionó la educación y el trabajo a distancia, la inteligencia artificial, pero también los radicalismos políticos y los conflictos bélicos, dejando sin la atención debida a la agenda climática, a pesar de las muestras innegables de los efectos catastróficos del desequilibrio alcanzado por la elevación promedio de las temperaturas.
En este maremágnum en el que se encuentra el mundo, la efectividad de la multilateralidad también ha sido cuestionada, de ello no se ha escapado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la reunión anual de la Conferencia de las Partes (COP). La realidad es que a lo largo de casi 30 años se han hecho importantes señalamientos sobre el problema que representa el Cambio Climático para la supervivencia del planeta y la COP es finalmente el único espacio que dedica dos semanas al año a la discusión intensa y detallada del mismo.
Un acuerdo muy importante al que se llegó fue triplicar la bolsa de financiamiento para la adaptación al cambio climático y en los diálogos se incrementó la discusión sobre cómo las políticas comerciales pueden ayudar o dificultar la acción climática, así como el financiamiento para una economía baja en carbono (WRI). Abro un paréntesis para comentar que cuando fui subsecretaria de Fomento y Normatividad Ambiental en el sexenio del presidente Calderón, mi impresión siempre fue que quedarse al margen de la reducción de emisiones sería restar competitividad a las exportaciones de México y en ese momento así lo compartí con mis colegas de la Secretaría de Economía.
Las comunidades indígenas fueron protagonistas de los eventos paralelos y obtuvieron un reconocimiento antes no visto. También los gobiernos subnacionales y las ciudades tuvieron mayor presencia lo mismo que el sector privado para comprometer medidas voluntarias.
Lamentablemente quedaron fuera del documento final menciones sobre los combustibles fósiles y con ello no hubo compromiso para la elaboración de una hoja de ruta para poner fin a su uso. Incomprensiblemente también queda fuera el compromiso de detener la deforestación, aunque Brasil logró que se formara un fondo destinado a la protección de los bosques tropicales.
Para no dejar una desazón de la COP30 Brasil se propusieron iniciativas para acelerar la implementación de las NDC y los planes nacionales de adaptación, pero para ello se requiere dejar atrás los combustibles fósiles, posibilidad que los países productores no quisieron ni siquiera mencionar (WRI). Ya veremos qué se va dibujando hacia la COP 31 que se llevará a cabo en Turquía.
¿Qué nos toca?
Nadie se puede quedar fuera de este enorme esfuerzo de mitigación y adaptación. Por ello, como partido, no sólo se continúa con un espacio de deliberación, sino que se ha ampliado en número de participantes y de alcance. Ahora, Priscila Vera Hernández, maestra en Desarrollo Urbano y Sostenibilidad, encabeza la Coordinación de Medio Ambiente y Acción Climática y por instrucción del presidente Jorge Romero ha convocado a expertas y expertos en distintos temas de esta amplia agenda para que, con base en información, se discutan y diseñen propuestas para hacer frente al reto global desde lo local. Con la Secretaría Nacional de Formación y Capacitación acordó cursos para militantes y líderes en pro de la sustentabilidad y la acción climática.
Los gobiernos estatales y municipales emanados del PAN seguirán con sus programas de cambio climático que faciliten la adaptación y en la medida de lo posible la mitigación en miras de la protección del Bien Común, que es cada territorio municipal, cada estado, México y el mundo entero.
[1] Acuerdo de París: El Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Su objetivo es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Para alcanzar este objetivo de temperatura a largo plazo, los países se proponen alcanzar el máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo.