A cinco años del COVID
Abril 2025
Fernando Rodríguez Doval

Hace cinco años comenzó a extenderse con fuerza por todo el mundo una nueva pandemia, causada por el virus Sars-Cov-2: el COVID-19. Durante prácticamente dos años, la vida de todos los habitantes del planeta se vio gravemente alterada. Se calcula que en todo el mundo perdieron la vida alrededor de 20 millones de personas como consecuencia de la pandemia.
En México, los datos oficiales reconocen la muerte de 330 mil personas a causa de la pandemia; sin embargo, las cifras de exceso de mortalidad nos hablan de que realmente fallecieron alrededor de 800 mil personas como consecuencia del COVID-19, una auténtica catástrofe humanitaria. Siguen vivas las dantescas imágenes de los hospitales saturados, la falta de insumos y la escasez de personal médico capacitado y correctamente equipado. México se convirtió en uno de los países con mayor tasa de mortalidad por COVID-19. Y muchas de estas muertes se pudieron haber evitado si el gobierno mexicano hubiera actuado de manera distinta.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador siempre minimizó la gravedad del problema. Incluso el presidente llegó a decir la barbaridad de que la pandemia había caído como “anillo al dedo” en sus planes de transformación. Aún indigna recordar el cinismo y la soberbia de Hugo López-Gatell, el “estratega” contra la pandemia, siempre que se dirigía a los mexicanos para supuestamente informar sobre los avances contra la enfermedad. Sus conferencias vespertinas carecieron en todo momento del más mínimo rigor científico, y manipulaba la información para agradar a su jefe.
Jamás se promovió el uso del cubrebocas ni se hicieron pruebas masivas para detectar contagios. En lugar de asumir la responsabilidad de la crisis, el gobierno obradorista se limitó a justificar sus acciones con datos opacos y declaraciones ambiguas. La falta de transparencia en la adquisición de vacunas, la compra de ventiladores con sobreprecio y el desmantelamiento de organismos como el Seguro Popular contribuyeron a agravar la crisis.
La crisis sanitaria desató una crisis económica de gran magnitud. En 2020, el PIB cayó un 8.2 por ciento. Las micro, pequeñas y medianas empresas fueron las más afectadas, con más de un millón de negocios cerrados definitivamente. El gobierno jamás ideó un plan para que pudieran sobrevivir, como sí ocurrió en prácticamente todo el mundo.
El rezago educativo es otra de las secuelas más preocupantes. La educación a distancia no fue viable para millones de estudiantes por la falta de acceso a tecnología e internet. La deserción escolar alcanzó niveles alarmantes, especialmente en comunidades marginadas. Hay una generación entera de estudiantes que perdieron dos años de escolaridad, sin que hasta el momento se haya implementado ningún plan o programa para reequilibrarlos.
A pesar de las evidencias de mala gestión, no ha habido sanciones contra los responsables de las decisiones erróneas. Ha reinado la impunidad y la falta de rendición de cuentas.
A cinco años de la pandemia, México enfrenta el reto de fortalecer su sistema de salud y prepararse para futuras emergencias sanitarias. Es urgente invertir en infraestructura hospitalaria y capacitación médica, implementar estrategias de salud pública basadas en ciencia y no en decisiones políticas y garantizar transparencia en la adquisición de insumos y medicamentos.
El COVID-19 dejó una lección clara: la negligencia gubernamental puede costar vidas. La pregunta que queda es si el país aprenderá de sus errores o si, en la próxima crisis, repetirá la historia.
No podemos olvidar lo que pasó hace cinco años. Aún recordamos con dolor a nuestros conocidos, familiares y amigos que perdieron la vida durante la pandemia. En muchos casos, son muertes que se pudieron haber evitado si se hubiera implementado otra gestión de la crisis. Vaya para ellos un recuerdo emocionado y para los responsables un reproche permanente.
Fernando Rodríguez Doval es Consejero Nacional.
X: @ferdoval
